Mi agilidad mental no es tan rauda y estrepitosa, algunas veces soy tardo para pensar, para hilvanar, pera elucubrar, lo digo con tono melifluo y acaramelado. Quisiera que mis pensamientos tuvieran galope, cabalgarán en sus potros sin frenos. Estoy haciendo exploraciones personales, sentimentales, espirituales, descubriendo lo no descubierto de mi ser, escarbando y hurgando todo lo que puede ser beneficioso, porque nadie puede salir a conquistar el mundo si tiene dudas de si mismo. La sorpresa es que el mundo siempre fue conquistado con antelación. La segunda sorpresa es que yo no lo sabía.