Quien todo lo promete no promete nada. Prometer es una trampa para necios. La verdadera cortesía es deuda, la fingida es engaño, y la desmedida es una dependencia indecente. No hacen la cortesía a la persona sino a la fortuna y a la adulación; no a las buenas cualidades, sino al interés deseado. (Gracián)
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