Conocimiento y Cultura

jueves, 4 de agosto de 2011

Mi Madre

Cuando le preguntaban a mi madre que cuál era su oficio respondía que comerciante y nosotros sus hijos nos sentíamos orgullosos. Ella no cursó estudios universitarios, mucho menos sabía qué eran los términos, los agentes económicos, las variables, los indicadores y muchas palabras técnicas que se utilizan ahora. Ella sabía decir que estaban malas las ventas y cuando estaban buenas decía “está buena la temporada”, pero se sentía realizada con su pequeño negocio que servía parcialmente para darnos una modesta forma de vivir por lo que los del grupo familiar estamos eternamente agradecidos con el trabajo de nuestra querida madre.
Así como mi progenitora hay muchas madres que están saliendo adelante con sus pequeños negocios y dando el sustento a sus hijos que son las grandes empresarias de nuestro país. Cuando leo u oigo hacer grandes análisis económicos y financieros muy técnicos y con palabras sofisticadas de acuerdo con la profesión me pongo a pensar si tendrán o han tenido estas personas un negocio y habrán vivido las limitaciones e incertidumbres que tiene un comerciante en pequeño o un gran empresario, con esas angustias cuando no han vendido sus productos y tienen que cubrir compromisos y las ventas malas como decía mi madre. Hay una ostensible diferencia entre lo libresco y lo vital.
Como dice un viejo refrán, “no se puede hablar de amor si no se ha dado un beso”. Sigo creyendo tozuda y obstinadamente que la forma más rápida para salir de esta crisis es apoyar a los empresarios, especialmente a los pequeños comerciantes porque ellos son los que mueven la economía del país y son los mayores generadores de empleo porque son empresarios y trabajadores a la vez.

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