Uno cree que lo último es el final, al contrario es el principio.
Uno cree que al dar se va a quedar sin nada, al contrario es cuando más recibe.
Uno cree que al buscar los focos, los reflectores, las cámaras persigue el prestigio, al contrario lo que persigue es una gran intranquilidad.
Al servir a otros me sirvo a mi mismo.
Ser pobre no es ser humilde, tampoco ser rico es ser orgulloso.
El orgullo y la autoestima son buenos, toda vez se regulen diariamente.
Una dosis sana de orgullo es buena y sería un impulso para alcanzar objetivos.
NOTA: Gracias por prestarme su lectura, he hablado en primera persona.
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