Mundo convulsionado, la misma situación caótica de la incertidumbre hace que algunas personas expectoren paparruchadas y cantaletas desatinadas de una forma levantisca y peyorativa con cualquier cosa que emerja de de la nada y provoque algún bienestar personal. El problema es que se conviertan en vendettas ingratas personales simplemente por una insatisfacción particular o un descontento del carácter. La gente se enzarzan en discusiones pueriles y se desfoga con quien no tiene nada que ver, pero es el mismo ambiente inflamado de no poder llenar las expectativas de su bienestar básico. Hay que tener mucha paciencia, la paciencia bíblica. Hay que pensar que esto va a pasar o pensar que sucedió hace 5 años y que fue un tiempo pretérito del cual el viento del olvido se lo llevó.
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