Desde hace varios días no veo televisión salvadoreña, me desenchufé casi totalmente de la llamada pantalla chica y ese divorcio visual se debió a que me fui retirando de observar los programas de entrevistas que en una efímera motivación me insuflaban alguna atracción. Perdí el encanto al no llenar mi rudimentaria aspiración por el aprendizaje y al escuchar algún ritornelo sin el soporte libresco no dejo de causarme desanimo. Me alegra leer a novelistas latinoamericanos y como con gran pericia juegan al ajedrez de la palabra y combinan su narrativa digna de una emulación reverencial. Ya dijo un escritor” Creo que las vidas de todos nosotros serían mejores si cada uno de ustedes llevara siempre un libro en su morral” también otro escritor galardonado mencionó” la literatura existe para que podamos ser otros, vivir otras vidas no somos los mismos en la intimidad, en público, en el amor”. Cuando han venido asesores extranjeros en sus famosas capacitaciones, más de alguno ha dicho que a los salvadoreños nos falta (libro). En la actualidad los salvadoreños estamos viviendo situaciones difíciles si hubiéramos sido previsores se hubieran arreglado con libros, se habla de cultura de educación de reformas de pedagogía de didáctica de planes de estudios pero el problema fundamental y original es de libros y sino leemos que podemos saber.
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