sábado, 6 de noviembre de 2010
Los Nuevos Oradores
Hoy en día el famoso slogan el conocimiento o la información es poder va perdiendo su efectividad, porque ya está en todas partes, Internet, medios de comunicación en general, la gente se informa constantemente y eso la vuelve con mejor acuidad o sea su agudeza mental es más intensa. Cuando un panelista político es entrevistado por cualquier medio de difusión, muchos estamos a la expectativa de sus razonamientos y argumentos y sacamos nuestras propias conclusiones. En las participaciones políticas ya no se puede disertar con diatribas matonescas, con retóricas inflamadas o con galimatías. Una señora que espetaba de la clase política, comentaba socarronamente ”lo que dicen algunos políticos me da risa, lo que dicen los cómicos lo estoy tomando en serio”. Con los nuevos adelantos alguien que quiere ejerce la función política, tiene que prepararse un poco más con su charla o su discurso y hablar con mayor propiedad, hay que buscar la cultura política. Sino vamos a continuar con esa traca sin mayor sustancia. Se vislumbra en el espectro político nuevos partidos, ¡albricias, por ello! Pero también que vengan acompañadas de nuevas formas de hacer política y una de ellas es prepararse con un mejor lenguaje político. Una de las máximas de Unamuno dice: “El lenguaje sirve para ahorrar el pensamiento; se habla cuando no se quiere pensar” El país necesita con urgencia lideres pundonorosos con una ligera dosis de humildad con exposiciones propositivas alturadas y menos combativas y asi podríamos contemplar para un futuro grandes hombres de bien. Los salvadoreños muchos vivimos en una constante lucha por la situación económica y de seguridad y al encender el televisor observamos los pugilatos de los políticos y nos produce el desencanto. La gente está tomando muy en cuenta, a los políticos lectores su forma de desarrollar un tema y no se requiere tener varios títulos universitarios, es tener un conocimiento de la realidad nacional e internacional a través de la lectura. Muchos de los jóvenes salvadoreños que están frisando los veinticinco años, la tecnología y los avances informáticos, ha hecho que sus conocimientos rebase los de un hombre de cuarenta. En nuestro país se ha trabajado por solidificar una democracia y se ha avanzado paulatinamente, pero en sus formas expresivas existe como dicen los técnicos una “parálisis paradigmática” no se transmuta hay una especie de reciclaje verbal. Los partidos en ciernes tienen que crear sus escuelas políticas para fomentar su ideología, pero más que todo su discurso político y buscar una disertación más acorde al momento y si en el camino hay una veleidad de alguno de sus miembros, lleva el marchamo de quien lo formó y eso enaltece al partido. La vida, como la política tiene sus curvas.Un día de estos me invito a cenar un amigo a su casa, su familia muy atenta, con un menú salvadoreño y sin mucha parafernalia, el televisor estaba encendido y uno de los comensales cambiaba de canales raudamente, alguien sugirió ver un programa político, otra persona retruco que no, y dijo: “ es que lo mismo dicen”, y recomendó mejor veamos la novela que esta bonita, Yo no tenía ni voz, ni voto estaba en casa ajena, disciplinado compartí un capitulo de una novela, acompañado de una taza con café, la sorpresa fue que en dicha novela contaron dos anécdotas muy interesantes y recordé un termino histórico que mi infiel memoria había traicionado. De regreso a casa meditaba valió la pena la persona que hizo la recomendación. Sucederá en otros hogares esa decisión, Surgirá con los nuevos partidos un Demóstenes salvadoreño.
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