Conocimiento y Cultura

martes, 16 de noviembre de 2010

La Atracción

Tener una idea fija, sucesiva e ininterrumpida, de alguna cosa, de un objetivo, eso es la atracción, primeramente peticionada a Dios, y sin la menor brizna de duda y afirmando diariamente en nuestro corazón y cerebro que ya está realizado y consumado. Hay que apartarse por momentos del ruido y del chirrido estridularlo del mundo y dedicarse a hablar con Dios y a recibir sus designios y mensajes y entender sus manifestaciones. Decía un Santo: La oración es el acto más perfecto de que sea capaz un alma racional. Es de todos los actos y deberes el más indispensablemente necesario. Ella detiene los dardos y ataques del demonio. Yo pienso que para hablar con Dios no hay que tener muchas solemnidades, ceremoniales ni parafernalias, simplemente doblar rodillas en un cuarto o habitación y entrar en contacto con ese poder superior, que no se ve, pero si se siente y cuando esto sucede empieza a hablar El con nosotros, lo que yo le llamaría conversación celestial. Hay que ser limosneros de oraciones porque somos huérfanos de cariño y afecto. El salmo es palmario cuando dice: “Encomienda a Dios todos tus afanes, y se te cumplirán tus buenos deseos” .En un soliloquio elucubrador reflexiono que para cualquier atracción en este planeta Tierra hay que anteponer la grandiosa palabra DIOS.

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