La buena suerte tiene sus reglas; no todo son cualidades para el sabio; el esfuerzo puede ayudar a la buena suerte. Algunos se contentan con ponerse confiadamente a las puertas de la fortuna y esperar que ella haga algo. Otros con mejor tino, entran por sus puertas y utilizan una audacia razonable que, junto a su virtud y valor, puede alcanzar la buena suerte y obtener sus beneficios. Pero, si bien se piensa, no hay otro camino sino el de la virtud y la prudencia, porque no hay más buena ni mala suerte que la prudencia o la imprudencia. Gracián, Baltasar. El arte de la prudencia.
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