Para estar en armonía con ese Poder Superior, con esa grandeza celestial, que en mi caso personal es Dios, solo tengo que encontrar el espacio más tranquilo, donde se esté cómodo sin que me interrumpan, relajarse y aquietarse y poner en orden mis pensamientos. Un amigo me dio un consejo: Cuando la persona ora, la persona habla con Dios, después de orar, hay que meditar y es cuando Dios le habla a la persona.
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